jueves, 6 de junio de 2013

Todos los hombres son otro hombre

No somos solo uno. Mucho menos somos todos a la misma vez. Todos los hombres son otro hombre. Somos un solo hombre únicamente en la muerte, pues es con ella, y solo con ella, que nos reunimos con la otra cara de la moneda. Aquella mitad del alma que por designios del tiempo, fue a parar a otros pulmones y otro corazón. Somos la dicotomia perfecta. 

Así, un millonario bigotón que tose por última vez en su gran lecho, le heredará, sin saberlo, todo su dinero a un pobre lustrabotas que al día siguiente ganará la lotería y sentirá brillar en sus dos ojos de ternero, un trozo de alma más que la suya. 

Es una lástima para mí, pobre hombre de letras, darme cuenta de esto al mismo tiempo que encuentro una renegrida pero autentica foto de Borges y siento en sus ojos cansados y calculadores, la misma mirada de mi padre, que yo por desgracia, no heredé nunca.  

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