miércoles, 19 de octubre de 2011

Cuentos rapidos. (1)

Frenidades de un esquizo

De nuevo, como todos los días, se sentó en aquel viejo y raido sillón, levantando una nube de polvo que se disperso en el aire. Ni siquiera las hormigas sabían de su presencia. Lore lo había abandonado hacia ya demasiado tiempo, tanto, que ya ni recordaba la fecha en que dejó de pensar en ella para comenzar a pensar en él mismo.

Suspiro, luego fregó sus ojos y pasándose las manos por la piel grasienta no quiso pensar en nada más. Intentó aclararse la garganta para hablar, qué más daba si no había nadie para escucharlo, no necesitaba de nadie más, pensó, o eso quiso pensar cuando, luego de un tímido tartamudeo, recibió una respuesta con una voz tan familiar, tan suya, tan recordada a través de 31 años de hombría y cansancio.
-Ya no estás solo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario