La idea del cuento en cuatro es comenzar un escrito a partir de una palabra que te dice alguien, luego continuas escribiendo y esa misma persona (o varias, aunque no recomendable ¬¬) te dice 3 palabras más. El escrito termina poco tiempo despues de saber la cuarta palabra.
Ellos
No podemos caminar más de trescientos cincuenta metros al día. No podemos mirar más allá de la línea trazada entre los arboles de la ultima calle. No podemos hablar de esto, pero a escondidas, y aprovechando mi intelecto, mi hermana me ha traído unas cuantas hojas arrugadas; sacadas quien sabe de qué basurero, o recicladas de los tomos enciclopédicos que no nos dejan leer.
La lámpara nos iluminaba con su luz amarilla y su esplendor espeso, como de calabozo.
Alguna vez, entre tantos libros llenos de soga que me tocaba transportar, encontré uno con la cuerda floja; lo abrí. Dentro estaba uno de los más sorprendentes escritos del mundo (de mi mundo, porque qué más mundo voy a conocer?)Leí de un péndulo, de un salón mortuorio y ratas, muchas ratas. Era demasiado perverso, demasiado tétrico para los gustos de Lucia, mi hermana, pero aún así se lo leí. Leí todas y cada una de las letras de aquel cuento, transportándonos en un viaje hasta aquel mundo sombrío, mejor que el nuestro.
Me levanté, con un maldito sonido de aguas en mi oído, sabiendo que pronto lo perdería, igual que mi vista. Hice una marca más en la pared caliza, tomando una roca puntiaguda y luego pasando por allí mi tintero negro. Al final, escondí todo detrás del telón del patíbulo. Pasé por encima de los cráneos secos, y con un débil siceso de mis ropas, llegué hasta el lugar más alejado del salón. No nos tienen permitido caminar más de trescientos cincuenta metros al día. Me vieron. Di un paso más. Repito, me vieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario