sábado, 1 de octubre de 2011

Cuento en 4 (2)

(Pendiente de titulo)

-¿Es triste, sabes?
-Pues claro que es triste, idiota, y por tu culpa. Ni siquiera sé donde quedó Marco, y su pobre ciego mascota.
-Ya, ya, fuera o no mi culpa, las cosas pasan. Así como ese coche que se estrelló ahi, mira.
-Lucas, sécate, odio las lagrimas
-Pero si yo no puedo llorar, ...cómo..?
Se pasó por la cara aquel sucio y raido trapo barato, enmugreciendo más que retirando las
lagrimas, y luego abrió de nuevo los ojos para verlo parado enfrente. La calle aún se encontraba en ruinas, y las luces (las pocas que aún funcionaban) amenazaban con caerse y en un solo chispazo terminar de alivianar todo.
-Vámonos, ya no resisto este aroma a sesos, sexo, y aceite.
-¿Y dejar a eso dos ahí?- respondió Lucas.
- ¿Y a nosotros que nos importan?- Tomó una roca y la pateó lo más fuerte que pudo,
rompiendo un vidrio de un autobús cercano, el ultimo vidrio intacto. Lucas dijo algo en un
lenguaje inentendible y después comenzó a moverse junto a su compañero. Los dos vestían
trajes naranjas, totalmente impecables a excepción de los rostros sucios y las manos negras y
rojas, de tanto remover cuerpos. Por más escombros, charcos, y mugre que había, ninguno de los dos entraba en contacto con ellos, deslizándose sigilosamente entre las ruinas. Al final, Lucas se detuvo, miró a un lado y los ojos de un perro se posaron sobre él.
-No es de nuestra jurisdicción...pero, solo pensaba que...-titubeo- podríamos hacerles el trabajo una vez, ¿no?
Su compañero escupió al suelo y se negó a responderle, mientras tomaba un liquido azul de
una pequeña botella,calmando su sed.  Luego la dejó en el bolsillo lateral de su mochila, junto al libro grueso del carpintero, y volteó para volver a ver a Lucas.
-Tendríamos que habernos ido desde hace mucho rato, y a ti te da por ponerte como toda una mamá, salvando pellejos.  Acaba con el perro y larguémonos. Al final terminaras volviéndote uno de ellos. Ya hasta lloras y sientes compasión.

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