martes, 31 de enero de 2012

Vaiven

No importa cuanto apuestes en este juego, sea mucho o poco, puesto que los dados están cargados.

La muerte me ronda desde niño. Es pequeña, con un olor a lilas y usa un vestido azul. Cuando la vi por primera vez, a los 8 años, jugaba sola en un parque. Me acerqué y ella me vio, sonrio de la misma manera en que alguien sonrie cuando te conoce de toda la vida, y luego estiró su mano y me ofreció un yoyo. Durante años he jugado con aquel yoyo. de arriba a abajo.

Aquel dia no supe que esa era la muerte.
Tampoco en el momento en que me quedé solo en casa, con mi madre trabajando de sol a sol y su hijo pequeño pasando las tardes en la soledad de una habitacion pintada de azul, frente a un televisor que le mostraba la fortuna de aquellos que cuentan con alguien en su vida. 
Con los años me di cuenta que esa fue la primera rutina a la que me acogi. Una de tantas. Nunca supe que aquella era la muerte, sino hasta que mis años comenzaron a perderse entre vaivenes de egocentrismo y paranoia. Paranoia provocada por ella misma cada vez que la veia. Los tiempos pasaban y fui tomandole temor. Dejé de frecuentar amigos, de salir, y de tomar decisiones drasticas y sin pensarlas porque siempre aparecía su aroma a lilas, y el azul de un coche, o de la tinta de un boligrafo, y con ellos, mis desgracias. Ahora planeo todo, porque todo debe estar planeado, y en ningun momento puede existir un atisbo de incertidumbre. Los días deben ser así, y así van a ser. 

Entonces, como de costumbre, tomaré el bus a las 7:05am, con mi habitual traje de los martes. Me miraré apenas un segundo en el vidrio cuando la señorita me venda un pasaje, y el cabello me lucirá como debe lucir los martes. Dentro de apenas hora y media estaré tomando café en aquel pequeño recinto junto al edificio donde trabajo como estadista. Bajaré las escaleras, saludaré a Roberto, el guarda, y Miriam me verá entrar, y se reirá, teniendo mi café listo. Creo que algun día le comencé a gustar a Miriam. Pobrecita, no sabe en quién se ha fijado. 

El caso es que hoy, cuando he ido por mi café, la mano me temblaba asquerosamente, y ella se ha dado cuenta y se ha acercado a mi más de lo habitual. Con sus dientes perfectos, detras de aquellos labios agrietados y marrones, me ha dicho qué si quería algo distinto hoy, porque tenia el cafe intacto. Negué y le dije que igual me lo tomaria mientras hablo con Roberto, el celador. Después, subi al 12avo piso y busqué en el fondo de un cajon aquel yoyo que llevo conmigo, jugué con él durante algun rato, mientras recordaba como de pequeño una completa desconocida me lo regaló.  

Este día es diferente, y al subir al autobus, la he visto en el reflejo de la ventana. Me ha sonreido con sus labios agrietados, aquellos labios que durante tanto tiempo deje de recordar y que cada mañana me servian el cafe. 

Sé que hoy terminaré en un bar, escuchando canciones de rock en español, junto a una chica que lleva un vestido azul, y ella pensará que me tiene atrapado, pensará que mi mundo por fin es suyo, y sonreirá, mostrandome sus dientes y por primera vez veré su lengua. Rozará los labios para posarse apenas un instante dentro de su paladar, al mismo tiempo que bebe. Esta noche, aquella noche, jugaré, y sentir{e suis piernas por debajo de la mesa, esta noche acariciaré sus muslos y rozaré sus cabellos ondulados. La llevaré conmigo, y ella pensará que me está llevando a su recinto. Al lecho de la muerte. Le quitaré aquel vestido azul, y mientras esté pasando mis manos por su espalda, la apretaré a mi, y le mostraré todo lo que me enseñó durante años. Dejaré que vea como mi ego creció con el tiempo, y todos los momentos que penséen hacerla mia, todas las maneras en que podría engañarla.  Y le diré al oido, mientras mi lengua acaricia su lobulo, que me ha hecho el mejor regalo que pudo imaginar, porque siempre vuelve, como ella a mi.  Ataré cada centimetro de sus manos con una vieja cuerda que poseo, una cuerda que me ha acompañado durante años y esconderé aquel trozo redondo y azul que sobrará, no sea que alguna vez, ahora que soy ella, pueda  encontrarlo y recuerde como en un parque, hace años, me enamoré de su figura de chico y sus ojos azules. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario