domingo, 8 de junio de 2014

Ahora llueve

La lluvia sigue cayendo y Ricardo no se mueve. Estamos atrapados en un edificio a medio derruir. La lluvia cae por todas partes. Miro de nuevo a Ricardo, pienso en su chaqueta y en el frío que hace. Pero sobre todo pienso en sus zapatos sin cordón. Nunca logré entender del todo por qué los lleva así. Los miro y me estiro un poco, con las últimas fuerzas que me quedan. Llevamos días sin comer y ahora llueve. Estamos empapados.  Me estiró un poco más. Alcanzo aquellos zapatos. Los tiro fuerte, con todas las fuerzas que me quedan, pensando en sentir una suela al pisar. Lo miro y pienso en los dos meses que acaban de pasar. Pienso que debería correr, correr o gritar, gritar muy fuerte por Ricardo, pero sigo aquí, muy quieto. Debería al menos moverme. Buscar una tumba. Buscar un cementerio. Buscar algo que le dé al menos alguna paz a Ricardo. Pero no. Yo ya me di por vencido. Al menos me quedan estos zapatos sin cordón. Al menos mis pies ya no estarán mojados. Me recuesto contra la pared y me quedo quieto. Sigue lloviendo y el frío me estremece, pienso en Ricardo y lo envidio, pienso en Ricardo, y me dan ganas de estar tan quieto como él.

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